Parte I: La tesorería como arte de la guerra

En el día a día de la empresa, la tesorería es el frente de batalla donde se juega la supervivencia financiera. Allí no basta con resistir: hay que anticipar movimientos, defender posiciones y atacar en el momento adecuado. Como en toda guerra, el enemigo no siempre es visible, y las armas solo son útiles si se conocen y se emplean con precisión.

Esta es la visión que desde Azurriga compartimos con los directores financieros y equipos de tesorería con los que trabajamos: entender la tesorería como un campo de operaciones en el que cada decisión puede inclinar la balanza.

Los enemigos invisibles

El primer paso de cualquier estratega es identificar a su adversario. En tesorería, los enemigos no llevan uniforme, pero su poder es real:

  • La incertidumbre de los flujos de caja, que erosiona la capacidad de maniobra y obliga a luchar a ciegas.
  • Los impagos y retrasos de clientes, emboscadas silenciosas que debilitan la liquidez.
  • La falta de liquidez puntual, equivalente a quedarse sin munición en medio del combate.
  • Los costes financieros excesivos, un asedio prolongado que desgasta recursos vitales.
  • La volatilidad de divisas e intereses, un clima cambiante que puede arruinar una posición segura.
  • Los procesos manuales y descoordinados, tropas dispersas incapaces de responder con rapidez.

Frente a estas amenazas, no basta la improvisación: hace falta un plan de guerra.

El arsenal: instrumentos financieros

Un ejército sin armamento está condenado. La tesorería dispone de un arsenal amplio y sofisticado, pero solo quien lo domina puede emplearlo en el momento justo:

  • Inteligencia: instrumentos que proporcionan previsión, visibilidad y control del flujo de caja.
  • Armas ofensivas (cobrar antes): factoring, descuento de efectos, domiciliaciones, pagos electrónicos o créditos documentarios de exportación.
  • Armas defensivas (pagar más tarde): confirming, pagarés, créditos documentarios de importación o pólizas de crédito.
  • Armas de apoyo (aprovechar saldos ociosos): cash pooling, netting, depósitos a corto plazo o coberturas con derivados.
  • Armas de reserva: pólizas de crédito y líneas de financiación a corto plazo, que permiten responder en situaciones de emergencia.

Cada instrumento tiene su alcance, su coste y sus riesgos. Igual que un General no enviaría infantería ligera contra artillería pesada, el tesorero debe elegir con criterio la herramienta adecuada para cada escenario. Y, sobre todo, debe aprender a combinarlas entre sí, diseñando movimientos hoy que aseguren liquidez inmediata, planes de respaldo en caso de contingencia y estrategias a largo plazo que fortalezcan la posición de la empresa.

La táctica y la estrategia

Ninguna guerra se gana solo con armas. Hace falta táctica: operaciones diarias que sostienen el frente y permiten avanzar. Conciliaciones bancarias, previsiones de tesorería, automatización de cobros y pagos, reporting fiable. Son maniobras que mantienen el ejército organizado y preparado para la siguiente batalla.

Pero por encima de la táctica está la estrategia: el plan de campaña que alinea las batallas de hoy con los objetivos de mañana. Centralizar el control, automatizar procesos, anticipar escenarios y coordinar recursos dispersos. Aquí es donde se marca la diferencia entre una tesorería vulnerable y una tesorería invencible.

El Cuartel General

Ningún General vence sin un sistema que le permita coordinar a sus tropas. En tesorería, esa función la cumple Sage XRT Advanced: la plataforma que integra bancos, filiales e instrumentos en un único centro de mando. Una herramienta que convierte los datos en inteligencia accionable, automatiza la logística financiera y permite ejecutar tanto la táctica como la estrategia con precisión.

En Azurriga entendemos la tesorería como un arte de guerra moderno: identificar a los enemigos, dominar las armas, planificar las batallas y sostener la campaña. Y sabemos que sin una herramienta de coordinación fiable, ninguna estrategia se sostiene. Por eso apostamos por Sage XRT Advanced como pieza clave en la transformación de la tesorería.

 

Artículo escrito por Mario Durán Tovar (Director Consultoría de Azurriga)